La mayoría de los protocolos sanitarios ante la violencia de género son integrales; es decir, intervienen varias instituciones, entre ellas las implicadas en la atención a la salud mental. Algunos (los menos) no son específicamente sanitarios, sino que esta atención se integra en un ámbito de actuación mayor.
Ponemos en primer lugar el protocolo que, en 2007, se acordó en el seno del Consejo Interterritorial con carácter común para todo el SNS.